Rostros de La Cava: Francisco “Cholo” Solano, el corazón del barrio
Una simbiosis de compromiso y amor motoriza la lucha del líder barrial en contra de las adversidades que atraviesa uno de los hacinamientos más empobrecidos del país.
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Por JOSÉ CILLEY
En las entrañas del barrio La Cava, un enclave que desde San Isidro delata la diferencia social de toda la Argentina, vive Francisco Solano, conocido por todos como "Cholo". Con 69 años, este líder barrial es una figura que ha dedicado su vida a defender los intereses de su comunidad en una de las zonas más desfavorecidas de la provincia de Buenos Aires, en el corazón de un partido de ricos.
Criado en un hogar de músicos, Francisco estudió canto, un arte que le dio muchas anécdotas para contar. Las raíces culturales de Cholo son un testimonio de la diversidad de La Cava: nacido de una gitana y un árabe, es uno de los ocho hijos de la familia Solano. Aunque se divorció dos veces, hoy tiene otra mujer en su vida: una cotorra hembra con la que comparte un vínculo especial. También suele acompañarlo en su casa Leandro, un “cuzco que le gusta comer empanadas de carne”, como lo describe el líder barrial. Sus hijos viven en Italia y España, y se cuestiona a sí mismo qué es lo que lo mantiene en Argentina: a esto contesta que, por su devoción al barrio y amor a la gente, nunca podría dejar los pasillos de La Cava.
La voz de Cholo se reconoce en cada rincón del barrio. Saludo que va, saludo que vuelve, aunque su tono suave a veces se eclipsa por el ladrido de los perros callejeros. A pesar de tener un auto, Solano prefiere la moto para moverse entre las casas de ladrillos, chapa y alambres de púas, pero –en realidad– recorre los pasadizos del barrio todos los días a pie, porque incluso con la moto se le dificulta pasar entre las veredas que comparten espacio con las cloacas comunes de el hacinamiento.
Conversando con Cholo, su hospitalidad es evidente: no duda ni un segundo en abrir las puertas de su casa que funciona además como un comedor vecinal. “Ya que están, conozcan”, dice dando la bienvenida a su hogar. La sala principal está repleta de botellas del alcohol, pero él no toma: son todos regalos de la gente del barrio. Las paredes del estar están repletas de souvenirs de Boca y de fotos de él y sus amigos con caballos de carrera en el Hipódromo de San Isidro, pero dice nunca haber apostado. Es costumbre que su televisión de cincuenta pulgadas esté sintonizada en Crónica TV, y arriba del aparato se expone su premio de héroe de campaña que le dio el partido vecinal ConVocación.
El líder barrial tiene una gran disposición a guiar a cualquiera que esté interesado en conocer el barrio, mostrando la verdadera realidad de vivir en La Cava. Créditos: MMC

A pesar de ser fiel seguidor y vocero de Ramón Lanús y Catalina Riganti, que encabezaron la boleta ganadora de las PASO en San Isidro por JxC, su perspectiva política la dejó bien clara: “Mirá que yo soy peronista, pero cristinista nunca”, aclaró mientras aclamaba la cancha de fútbol muy querida por los chicos que se realizó en el barrio durante el mandato de Mauricio Macri. Solano asegura que la urbanización de La Cava (a cargo del Gobierno Nacional por ser un hacinamiento) decreció notablemente en el término de Alberto Fernández en comparación con el anterior.
Durante las inundaciones que azotaron el Gran Buenos Aires a mediados de agosto, el Cholo se convirtió en un faro de ayuda y apoyo para su comunidad: se lanzó a la labor de auxilio, coordinando esfuerzos para rescatar a quienes fueron más afectados en las aguas crecidas, que tenían, por lo menos, un metro y medio de profundidad. Francisco trabajó a la par de la Policía de la Provincia de Buenos Aires: “La gorra soltó los fierros y se pusieron a ayudar” celebró Solano. En el barrio, se siguen percibiendo los resabios de la tormenta: la humedad quedo impregnada en el aire y en los rincones de los callejones las pilas de colchones, electrodomésticos, y ropa afectados por el agua delatan, como una cicatriz que todavía no cura, el daño que dejó el forestal en La Cava.
Durante años Cholo acompaño a Ramón Lanús y algún compañero de su equipo a recorrer semanalmente La Cava los sábados a la mañana. Fotografía gentileza de Ramón Lanús.
Francisco recibió un gran caudal de videos enviados por vecinos de La Cava pidiendo auxilio. En este se muestra el estado de la zona entre La Quinta y La Isla, subdistritos del hacinamiento, durante la inundación de agosto. Gentileza de Francisco Solano.
​El comedor de Solano “La Cholita” lleva el apodo de su ahijada que ella misma se puso por el cariño que tiene hacia Cholo. Dio refugio a quien lo haya necesitado en la inundación y recibe todos los días a cualquiera que esté en busca de un plato de comida o un mate para charlar. Con “La Cholita” se busca suplir el vacío que dejan algunas organizaciones que trabajan en el barrio, Manos de La Cava pareciera ser ejemplo de ello, o “Chorros de La Cava” como prefiere llamarlo el líder. Cholo asegura que no brindan la ayuda necesaria por sus burocracias sin sentido. “Los chicos van a pedir un pedazo de pan y no se los dan porque no están en una lista.”, explicó frustrado. También, cuestiona a dónde fue a parar la millonaria recaudación que movilizó Manos, ya que no se vio ninguna inversión en el barrio desde su colecta.